
La mayoría de las veces uno va con su listica a hacer la compra, sabe lo que necesita o lo que va a preparar… pero otras, ves algo, lo compras y te dices «ya veré qué hago con esto»; esto mola mucho más! La receta de hoy surgió así.
Andaba por la zona de las leches frescas en una gran superficie cualquiera, buscando leche entera fresca para preparar natillas. No, no tomo leche fresca, me gusta, compro de vez en cuando, pero no la consumo a diario. No obstante si preparo helado, natillas y cosas de este tipo, donde los lácteos juegan un papel importante, me gusta pensar que usando leche fresca conseguiré un sabor más auténtico: entonces sí, voy y compro. Pues bien, junto a la leche que iba a coger veo un envase que, con tipología y entre caracteres arábigos, reza: Lában – leche fermentada. ¡Al carro y luego ya veremos!
No conocía este producto, que enfocado al mercado musulman, resulta que fabrican varías marcas de productos lácteos; en su mayoría de leches frescas. Se trata de leche, parcialmente desnatada, fermentada (fermentos lácticos) y luego pasteurizada. Es de origen libanés y es un lácteo muy importante en el mundo árabe, al que se destina la mayor parte de la producción de leche. Es un yogur líquido, ácido, no azucarado. Está muy bueno, es refrescante, sano y se puede usar para un montón de cosas. Merece la pena que lo probéis.
El propio envase proponía una sopa Taum u Jiar con ajo, pepino, sal y aceite… Yo hice una variación con berberechos para una tapa a modo de aperitivo. Sigue leyendo →
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