
Hacía tiempo que no comía tan bien, que me sabía tan bueno un plato, que me parecía tan maravilloso.
Lo hablaba con mi mujer durante la comida. Hay tantas cosas tan fáciles de cocinar… No pueden salir mal, más sencillas que freír un huevo, que hacer una tortilla francesa. Sólo requieren un poco de tiempo, paciencia, un poco de mimo. Dedicación y ganas. Como en todo, no hace falta ser un fuera de serie, hace falta dedicación, ganas y trabajo.
Manos, morros, rabos, orejas… Todos estas partes son una auténtica pasada. Sabor, gelatina y esos labios pegados. Esta receta se puede hacer con cualquiera de ellos, en función de gustos o lo que tengáis a mano. Os garantizo que no os dejará indiferentes. El plato es muy sencillo y como decía no puede salir mal. Lleva un poco de tiempo, pero es realmente delicioso. Aquí podéis ver una versión con rabos y un enlace a la oreja de Pepe Rodríguez de El Bohío.
Cocinar: tan sencillo y tan complicado.
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Etiquetado con casquería, cerdo, manitas