Cuando acompañaba a mi madre al mercado veía que para comprar las judías verdes las doblaba y si no se partían soltando un pequeño chasquido no se las llevaba.
Cuando compremos judías verdes debemos tener en cuenta que: tengan un color vivo y brillante, no ser muy duras al tacto, ni que se noten demasiado las semillas porque eso quiere decir que no son muy frescas. Las vainas no deben estar flojas ni blandas, pero tampoco demasiado duras y fibrosas porque son signos de que ha pasado su punto de maduración.
Una forma de comprobar su grado de frescura es observar que cuando se quiebran aparece una gota de agua. Por estos pequeños detalles no compro la verdura envasada; además porque, en el caso de las judías, solo se ve las de la primera capa. Sigue leyendo