Aunque la pastelería no es mi fuerte, hoy he elaborado esta receta de mi amiga Mª Jose San Roman, chef del restaurante Monastrell de Alicante.
Admiro a esas cocineras de cupcakes, con todas esas virguerías que elaboran.
Estas magdalenas tienen lo esencial de esta tierra; la almendra y la naranja, que juntas saben a gloria.
La pastelería no es sencilla. Para empezar os diré que hay que seguir las recetas al pie de la letra y aún así al intervenir las manos de cada persona y los hornos de cada casa, no todo es coser y cantar. Por ello cuando voy a algún restaurante aprecio muchísimo las preparaciones del pastelero. Esta receta la he elaborado varias veces hasta que las magdalenas han salido en su punto. He cambiado la naranja de la receta original por una mermelada casera que había elaborado en otra ocasión y he ajustado algún otro ingrediente; tal vez por ello ma han dado algún que otro dolor de cabeza.
Ingredientes para 25 magdalenas
- 6 huevos
- 200 g de mermelada de mandarinas
- 130 g de aceite de oliva virgen tipo arbequina
- 200 g de almendras crudas
- 12 g de levadura química
- la ralladura de la piel de 1/2 naranja
Proceso
Moler las almendras hasta conseguir un granillo muy fino; una harina gruesa. Se puede comprar harina de almendra.
Poner los huevos en un vol y batir.
Añadir la mermelada y batir de nuevo. A continuación agregar el aceite y la ralladura de naranja.
Mezclar la harina de almendra con la levadura y agregar a la masa con movimientos envolventes.
Dejar reposar la masa unos 15 o 20 minutos. Mientras tanto poner el horno a calentar arriba y abajo a 180º C y colocar los moldes de magdalenas en la bandeja del horno. Poner doble papel de molde para que no se salga la masa.
Rellenar los moldes con la masa y hornear de 35 a 45 minutos, según veamos. A mitad de cocción, pasados los 20 primeros minutos, tapar las magdalenas con papel de aluminio para que no se quemen.
Comprobar si están cocidas, con un palillo, antes de sacarlas del horno. No tengáis duda en dejarlas dentro hasta que estén listas.
Estas magdalenas tienen que estar completamente frias para comerlas. Pasados dos días mejoran su sabor.
Las podemos servir como postre, sin el papel y con un poco de mermelada de mandarina y un helado de mantecado.
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