En verano no suelo preparar a menudo el salmorejo, en casa tomamos más el gazpacho; pero creo que no va a ser así a partir de ahora pues he dado con una elaboración que quita el sentío, como dicen los andaluces.
Tenía mucho interés en hacer un buen salmorejo y para ello he ojeado un montón de recetas y leído un poco sobre sus orígenes. Después de todo ello me he inclinado por hacer esta conjunción de ingredientes de una forma libre, saltándome los cánones y que a mi pequeño entender ha quedado de lo más interesante.
El salmorejo tiene muchas diferencias con el gazpacho a pesar de tener un ingrediente básico en común: el tomate. Son dos sopas muy distintas con un color parecido. El color del salmorejo me recuerda al del escaramujo del rosal silvestre, rojo anaranjado, con el que jugaba de pequeña (el ser de pueblo tiene sus ventajas). También su textura densa y aterciopelada al paladar, me recuerda los pétalos de la misma flor.
Con esta receta en afreirpimientos nos vamos unas semanas de vacaciones. Esperamos que tambien vosotros podáis disfrutar allá donde os encontréis. Gracias por seguirnos, nos vemos pronto! Ciao!
Ingredientes para 4 personas
- 1 kg de tomates bien maduros
- 100g de pan del día anterior
- 1 diente de ajo
- 50 g de almendras crudas
- 50 g de tomates secos
- 100 ml de aceite de oliva virgen extra
- vinagre de jerez y manzana al gusto
- 1 huevo duro
- jamón serrano
- unas almendras verdes
Proceso
En primer lugar en un cuenco ponemos los tomates secos a remojo con agua mineral para que se vayan hidratando. En otro bol ponemos el pan a remojo.
Una vez que tenemos hidratados estos dos ingredientes procedemos a la elaboración del salmorejo.
En el vaso de la batidora (yo uso la Thermomix) vamos echando los tomates lavados y sin el pedúnculo, el ajo, las almendras, los tomates secos hidratados con su agua, el pan, el aceite, sal y vinagre. Trituramos a velocidad máxima durante dos minutos y comprobamos el punto de sal y vinagre.
Cuando está todo bien triturado y emulsionado pasamos la mezcla por el chino para quitar cualquier resto de pieles de tomate y dejarlo muy fino.
Ha de quedar suave, untuoso y aterciopelado al paladar.
Para emplatar decoramos con un poco de huevo duro y jamón serrano. Además le he puesto una almendras tiernas que había cogido en la montaña unos días atrás.
El resultado impresionante!
El salmorejo es de las pocas (¿única?) cosa que he visto a mi marido cocinar en su vida (al margen de cualquier variedad de hidrato de carbono complejo con tomate, eso no cuenta). Debe de ser algo que le vincula a sus raíces… no sé… en vez de quedarse con el acento andaluz él se quedó con el salmorejo… El caso es que en casa es algo que «triunfa» y aprovecharé esta receta para ver si quiere «experimentar».
Por lo demás, espero que disfrutéis muchísimo vuestras vacaciones. Os echaremos de menos por las mañanas. La familia Gremlin se queda de guardia en agosto, pero en septiempre prometemos vengarnos con otra semana playera 😉
Un beso a todos!
Gracias Marian!. Nosotros también os echaremos de menos, pero el tiempo pasa volando. Que disfrutéis vuestra semana playera.
Un beso a todos