La semana pasada fui a mi pueblo para comprar carne de pollo y embutidos; no porque piense que mi pueblo es el mejor y no hay otro como él, sino porque sencillamente estas dos cosas no las encuentro mejores donde vivo, así de sencillo. La carne del pollo es roja, tersa y de un sabor impresionante, espectacular; ni el de Higinio con toda la fama que tiene entre los blogueros de Madrid le supera y lo digo con conocimiento de causa.
En la fotografía se aprecia la fibra de la carne que al contrario de lo que pueda parecer es tierna y jugosa. Sigue leyendo