La elaboración de esta receta es cómoda, fácil y limpia; ideal para esos días que no tenemos muchas ganas o tiempo para cocinar.
En el horno la piel del pollo se tuesta con el calor quedando crujiente y su interior jugoso; todo se cuece en sus propios jugos y con los aromas de las especias el resultado es delicioso.
Es imprescindible tener un buen pollo, de carne oscura y bien enjuta. El acompañamiento lo podéis amoldar a vuestros gustos. Yo tenía unos membrillos y le he puesto uno en gajos pero también le podéis poner manzana.
Este tipo de preparaciones son muy habituales en toda mi zona, se pueden elaborar con todo tipo de carnes e incluso con algunos pescados
Ingredientes para 4 personas
- 2 cuartos traseros de pollo de campo
- 2 tomates
- 4 o 5 patatas de ración por persona
- 4 dientes de ajo
- dos cebollas
- un membrillo
- un buen puñado de piñones
- una hoja de laurel
- unas ramitas de tomillo fresco y perejil
- sal y pimienta
- aceite de oliva virgen
- un poco de manteca de cerdo
- una copa de vino blanco
Proceso
Encender el horno a 190 º C calor arriba y abajo.
Cortar los ajos en laminas, lavar las aromáticas, cortarlas y reservar.
En una fuente refractaria vamos colocando los ingredientes en el siguiente orden:
Embadurnamos el pollo con un poco de manteca y lo ponemos en la fuente.
Pelamos las cebollas, las cortamos en cuatro trozos cada una y las distribuimos por la fuente.
Pelamos las patatas y cortamos los tomates por la mitad y lo añadimos a nuestra preparación.
Pelar los membrillos y poner en nuestro asado.
Cuando tenemos todos los ingredientes en la fuente rociamos con el vino, añadimos el aceite, salpimentamos y echamos por encima las aromáticas, los piñones y los ajos fileteados.
Lo metemos en el horno durante una hora y cuarto aproximadamente. Si vemos que el pollo se nos tuesta demasiado lo taparemos con papel de plata hasta que este todo tierno.