Pasta fresca al huevo: una cosa de familia


Las familias crecen, siempre es, o debería ser, bonito. Sus miembros se deben, los unos a los otros, el esfuerzo para que así sea. Poder amar y compartir con más personas siempre es motivo de alegría. Sería pueril obviar que también sucede lo contrario, que en ocasiones se sufre, que se rompen, decrecen… pero aquí estamos para ver la luz, lo bello y para resguardarnos de nuestras sombras (esperamos sean pocas) al menos por un rato.

De un modo más o menos directo, la receta de hoy está aquí por una de esas incorporaciones familiares. Este verano mi hermana trajo de Italia dos cosas que nunca olvidaremos: para ella unas picaduras de mosquito tigre, naturales de los canales de Milano (todavía le duran) y para mi una máquina de cortar pasta. Creo que salí ganando.

De no haber sido por este regalo quizá nunca me hubiera embarcado en la aventura de amasar mi propia pasta al huevo; aunque bien es cierto que puede hacerse sin máquina alguna, estirando la masa con un rodillo y cortándola con un cuchillo.

La experiencia fue positiva desde muchos puntos de vista. Es más rápido y fácil de lo que esperaba, es divertido (ideal para hacerlo con niños e irles metiendo el gusanillo de los fogones) y el sabor es bastante más rico y natural que el de las pastas frescas de distribución masiva. De hecho nunca he sido muy amante de la pasta fresca (de supermercado), ignorante de mí, porque me resultaba algo babosa, sin cuerpo; pues bien realmente merece la pena invertir un poco de tiempo y hacernos una pasta fresca casera: ¡otra cosa!

Para la receta he tirado de un par de libros que tenía por casa, un poco de google y la experiencia fruto de mis errores de principiante.

Ingredientes (para 4 personas)

  • 300 gr de harina de todo uso
  • 3 huevos
  • 1 pellizco de sal (opcional)

Respecto de la harina: podréis encontrar en muchas recetas de pasta referencias a harina 00. En Italia las harinas se clasifican, en función del refinamiento y cantidad de gluten, como 0 y 00, siendo la última más refinada. Os dejo un enlace muy interesante sobre la harina.

La sal no aparece en todas las recetas, ser tímidos con ella, en cualquier caso ya que luego la coceremos en agua y sal.

Proceso

Colocar la harina sobre la superficie de trabajo y formar un volcán. Romper los huevos, uno a uno y con cuidado, en el cráter, añadir la sal y batir con los dátiles o un tenedor. Es importante que los huevos estén a temperatura ambiente.

Ir incorporando poco a poco la harina. Hacerlo de fuera hacia adentro, con cuidado de no romper la pared que contiene los huevos.

Amasar con decisión y rapidez a fin de no perder huevo. Trabajar con las manos hasta que todo quede bien incorporado. La masa debe quedar húmeda pero no pegajosa. Envolver en film para que no se seque mientras limpiamos la mesa para poder amasarla.

Para amasarla, sujetamos con la punta de los dedos de una mano un extremo de la masa, plegamos la masa (desde el otro extremo) sobre sí misma con la otra mano y presionamos con la palma empujando suavemente hacia delante con cuidado de no desgarrarla. Giramos 90 grados y repetimos unas cuantas veces. Cuando esté uniforme y suave envolvemos en film y dejamos reposar entre 20 y 30 minutos antes de estirarla.

Disponer un paño de cocina o una superficie ligeramente enharinada para ir dejando la pasta durante el proceso sin que se pegue.

Cortar la masa en 6 trozos para trabajarla. Pasarlos por los rodillos en la posición de máxima abertura, plegarla sobre sí misma como si hiciéramos un tríptico y volverla a pasar de manera que los pliegues queden a los lado. Repetir un par de veces hasta que quede lisa. Proceder de este modo con todos los trozos que iremos apartando.

Ir reduciendo muescas de la máquina, de una en una, hasta llegar al grosor deseado (en mi caso 6 de 9); pasar todas por el 1, luego el 2,… Dejar la pasta secar 30 minutos antes de cortarla.

Cuando tengáis la pasta estirada llega el momento de cortarla. Para ello se pueden enrollar las planchas sobre sí mismas y cortarla con un cuchillo afilado o pasarlas por el accesorio de la máquina que permite cortar al grosor deseado. Tener en cuenta que si las planchas han quedado muy largas conviene cortarlas para que no se vuelvan inmanejables.

Desenrollar la pasta, cortarla y mantener estirada si se va a consumir inmediatamente o enrollar cuidadosamente alrededor de la mano para formar nidos que dejaremos secar a temperatura ambiente. Si no está suficientemente seca enharinar para evitar que se pegue. La pasta, una vez seca, puede durar semanas.

Cocer en abundante agua un par de minutos.

¡Que disfrutéis en familia!

6 comentarios

Archivado bajo Pasta

6 Respuestas a “Pasta fresca al huevo: una cosa de familia

  1. Isa

    Yo también tengo una máquina de esas! me la compré en uno de esos atacaques de amasado que me dan y, para variar, la masa resultó un desastre. Pero la máquina es fantástica, mucho mejor que las picaduras de mosquitos tigre. ¿Para cuando pasta con relleno?

  2. Srañora

    Tal y como la describes parece fácil, espero tener la oportunidad de probarla. Me gusta la fotografía. Take care.

  3. Mj

    La verdad es que nunca hubiese dicho que era fácil de usar la maquina esa! En realidad la idea fue de Ig! Jejeje! Pero mola!! Por eso la pillamos!
    A ver si me despejo un poco y nos tomamos un plato de esos juntos!
    Besos

  4. Hola:
    hacer pasta fresca en casa es genial. Lo que tú dices, que además es divertido y te da satisfacción una vez tienes el resultado. Yo también tengo una máquina de estirar pasta (de la marca Imperia), pero cortar la pasta a la forma tradicional, enrollándola sobre sí misma y luego cortando con un cuchillo también tiene su encanto.

    Un saludo!

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